Pasados los cuarenta y, sobre todo, los 50, nuestro cuerpo nos va recordando que ya no somos unos jovencitos. Es habitual comenzar con leves molestias articulares, sobre todo en las rodillas, espalda o dedos de las manos aunque, en realidad, nos puede molestar cualquier articulación. Además, se puede notar menos agilidad, una pequeña pérdida de la movilidad y cierta rigidez articular, más acentuada tras el descanso nocturno.
La Sociedad Española de Reumatología (SER) nos recuerda que la artrosis es un problema muy frecuente en la población, que afecta al 10% de la población general, al 30% de los mayores de 40 años y prácticamente a todos los mayores de 80. La SER da una serie de recomendaciones para mejorar la calidad de vida de las personas con artrosis. Algunas de éstas son: Mantener un peso corporal correcto; dormir en cama plana; sentarse en sillas de respaldo recto donde poder mantener caderas y rodillas en posición natural; practicar ejercicio como caminar, ir en bicicleta o nadar y evitar los deportes de gran sobrecarga física; evitar el calzado de tacón alto y, si se tiene artrosis de cadera o rodilla, ayuda usar bastón al disminuir la sobrecarga articular.