El tiempo pasa, vas cumpliendo años y, aunque mentalmente te encuentres estupendo, tu cuerpo va sufriendo cambios. Estos cambios son normales, aunque estés sano y no padezcas ninguna enfermedad. Lo que nos gustaría es que estos cambios se notaran lo menos posible, tuvieran poca repercusión, para seguir manteniendo nuestro ritmo de vida y nuestras actividades; en definitiva, para seguir disfrutando de una buena calidad de vida el mayor tiempo posible.
Algunos de los cambios que sufre nuestro cuerpo son:
- Degeneración del cartílago articular
- El hueso se vuelve “poroso” y presenta una menor resistencia, siendo más propenso a sufrir fracturas
- Hay una disminución de la elasticidad y flexibilidad corporal, por envejecimiento de cartílagos, tendones, ligamentos…
- Pérdida de transparencia del cristalino (formación de cataratas)
- A nivel cutáneo:
- La piel está seca, descamada, con asperezas, arrugada, amarillenta… la elasticidad está reducida y hay pérdida del tono cutáneo
Entre otras razones, porque disminuye la cantidad de colágeno que produce nuestro cuerpo y el que tenemos, es más duro y menos flexible.
El colágeno forma parte, prácticamente, de todas las estructuras del organismo, siendo muy importante en todos los elementos del aparato musculoesquelético: huesos, cartílagos, ligamentos, tendones; en piel, pelo y uñas; en cristalino y córnea; en los vasos sanguíneos, en los diferentes órganos…